En los días siguientes comprobé estupefacta que el libro de marras estaba por todas partes y que parecía estar teniendo un enorme éxito. Intrigada, me decidí a leerlo. Su nombre, "Cincuenta Sombras de Grey".
En fin, ¿qué puedo decir?. En mi lista de libros basura se ha izado hasta la primera posición.
Resumiendo, la cosa va de una veinteañera con la edad mental de una adolescente retrasada, absolutamente incapaz de retener una idea propia en la cabeza más de dos segundos, que se echa un novio aún más tarado que ella, pero eso sí, guapísimo y multimillonario... En fin, ciencia-ficción. ¿De qué va el libro? Pues fácil, de cómo pasan el día dos conejos en celo...
Historia lenta, tonta e inverosimil, con un protagonista masculino imposible y una femenina más corriente de lo deseable.
Narrada en primera persona, lo que se hace más insufrible es aguantar el incesante parloteo interno de la Srta. Steel, plagado de muletillas tipo "Uf", "Mierda", "Madre mía", "Joder", etc. repetidas hasta la náusea. ¡Ah!, me olvidaba de "La diosa que llevo dentro" -de vergüenza ajena-, que me parece, más bien, una descerebrada y no una diosa, dicho sea de paso.
En fin, bodrio en el que no pasa nada digno de mención, salvo el retoce permanente de los protagonistas. El final, de risa... o para llorar, más bien.
Todavía me estoy preguntando qué demonios tiene esta trilogía para haber supuesto un éxito editorial. Cada vez entiendo menos el mundo literario, lo juro.
Desde que le he dado carpetazo a esta historia paso las noches soñando con poner todos los volúmenes que han publicado en una pira gigantesca y montar una fiestecita tipo "Fahrenheit 451".
